Somos mujeres de tres generaciones que nos hemos apasionado por la nutrición.
Tenemos la convicción que una alimentación basada en plantas puede hacer la diferencia entre la salud y la enfermedad. Sin embargo, sabemos que la alimentación moderna, muchas veces es pobre en micronutrientes, vitaminas, minerales y oligoelementos; y ésta es la razón principal por la que necesitamos suplementarla.
Somos mujeres de tres generaciones que nos hemos apasionado por la nutrición.
Tenemos la convicción que una alimentación basada en plantas puede hacer la diferencia entre la salud y la enfermedad. Sin embargo, sabemos que la alimentación moderna, muchas veces es pobre en micronutrientes, vitaminas, minerales y oligoelementos; y ésta es la razón principal por la que necesitamos suplementarla.
En comparación con los cereales tradicionales, la quínoa presenta una elevada cantidad de proteínas (un 13% de su peso, casi el doble que el arroz) con unas proporciones de aminoácidos esenciales que favorecen su asimilación.
Sus hidratos de carbono representan el 69% de su peso y proporcionan 374 calorías por cada 100 g. Por tanto, es una fuente óptima de energía que se libera lentamente porque va acompañada de una buena dosis de fibra (6 g de cada 100).
Además es rica en minerales esenciales, como el hierro (una ración de 60 g aporta el 46% de las necesidades diarias), pero también en magnesio, fósforo, manganeso, cinc, cobre y potasio.
También aporta vitamina B2 (el 13%) y B3 (el 9%). Además, no contiene gluten y se digiere bien.