
Vitaminas Metiladas: La clave para prevenir homocisteína alta y potenciar el complejo B
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📑 Tabla de contenidos
La homocisteína es un compuesto intermediario que se produce cuando la metionina se metaboliza en el hígado para obtener cisteína. Este proceso depende de que existan buenos niveles de Vitaminas B6, B9 y B12.
El aumento de la homocisteína en plasma se relaciona con incremento de la mortalidad total y cardiovascular, se presenta inflamación, favoreciendo la formación de coágulos, alteración de células endoteliales, con riesgo de patologías cardiovasculares, arteriosclerosis y enfermedades neurológicas.
Casi dos tercios de la prevalencia de homocisteína alta es atribuible a un bajo estado o ingesta de vitaminas B6, B9 y B12., que participan en el proceso de metilación de la metionina. También influye el tabaquismo, dietas bajas en proteínas, algunas patologías y otros factores del estilo de vida.
El “problema” de niveles altos de homocisteína, surgió en los primeros estudios gracias a la observación de que el aumento de los niveles plasmáticos en ayunas de este aminoácido era un predictor independiente de enfermedad cardiovascular y también de pérdida de función cognitiva, incluyendo demencia y Alzheimer.
Los mecanismos por los cuales se postula que la homocisteína tiene estos efectos perjudiciales sobre la función cerebral incluyen el aumento del estrés oxidativo, la inhibición de las reacciones de metilación, el aumento del daño al ADN y la desregulación de su reparación, y la neurotoxicidad directa e indirecta que conduce a la muerte celular y la apoptosis. Se sugiere que estos procesos conducen a efectos generales como atrofia del tejido cerebral y el deterioro de la circulación cerebrovascular.
Existen 3 enzimas que desempeñan un papel fundamental en el equilibrio de la metionina y de la homocisteína. Estas son: la metilentetrahidrofolato reductasa (MTHFR), la metionina sintasa (MTR) y la metionina sintasa reductasa (MTRR), además ellas participan en la regulación del metabolismo del folato o vitamina B9.
Variaciones genéticas en estas enzimas afectan la bioquímica de las vitaminas y procesos fisiológicos en nuestro organismo. Por lo mismo, se han asociado con diversas enfermedades, incluyendo enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de canceres, afecciones inflamatorias, diabetes y trastornos vasculares.
Se cree que la variación genética de MTHFR es la causa más común de niveles elevados de homocisteína, lo cual como ya hemos revisado, se considera un factor de riesgo independiente para enfermedad cardiovascular.
Esta mutación del gen MTHFR es más común de lo que se cree, y se traduce por lo tanto en mayor riesgo de déficit de vitaminas B, especialmente de Cobalamina y de Folato.
Personas que presentan este polimorfismo o variación genética, además ven afectada la conversión de vitaminas B a su forma activa, es decir, a una forma en que puedan ser absorbidas y utilizadas por el organismo, por eso pueden tener déficit incluso cumpliendo con una dieta adecuada y suplementación.
Es un proceso vital para el funcionamiento celular, que consiste en la adición de un pequeño grupo químico llamado grupo metilo (compuesto por un átomo de carbono y tres de hidrógeno, CH3) a diversas moléculas, como el ADN, las proteínas y otras sustancias. Son como interruptores moleculares que, al adherirse a una molécula, pueden encenderla, apagarla o modificar su función.
La metilación ayuda a regular la expresión génica, lo que significa que mantiene el correcto funcionamiento de todas las células de nuestro cuerpo. Suprime la expresión de fragmentos dañinos de ADN que se han infiltrado en el ADN humano con el tiempo, como los retrovirus endógenos y las mutaciones.
En los seres humanos, entre el 60 % y el 90 % del ADN necesita metilarse.
La metilación es una vía clave en los procesos de desintoxicación del cuerpo, especialmente en el hígado. Además, es crucial para la producción y el reciclaje del glutatión, el principal antioxidante del cuerpo, que protege a las células del daño.
Variaciones genéticas de MTHFR impiden la adición de grupos metilo a vitaminas B, por esta razón la incorporación de vitaminas mediante la dieta o incluso suplementación es ineficiente , ya que requieren un largo proceso para ser biodisponibles si no están previamente “metiladas”.
Por ejemplo, los folatos de los alimentos o de los suplementos deben activarse mediante la enzima MTHFR para pasar de folato a “Metil Folato”, de esa forma esta vitamina logra llegar a las células y atravesar la barrera hematoencefálica, lo mismo pasa con la cobalamina, que debe ser activada a “Metil Cobalamina”.
Además de las variaciones genéticas influyen el estrés, alteraciones metabólicas o problema digestivos, entre otros. Por eso nuestra recomendación es que siempre elijas vitaminas en su forma activa, listas para actuar y absorberse.
Si bien no se puede modificar la genética, se puede compensar tomando un suplemento ya metilado, como el metilfolato o la metilcobalamina.
Son nutrientes fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro organismo, sin embargo, nosotros no las producimos, por lo que debemos incorporarlas a través de la alimentación y/o suplementación.
Las vitaminas se pueden clasificar por su rol, similitud de estructura química o por las funciones interrelacionadas que desempeñan, pero en general se agrupan en función de su solubilidad. De esta manera tenemos a las vitaminas solubles en grasas llamadas liposolubles (vitaminas A,D,E,K) y a las vitaminas hidrosolubles, que como indica su nombre son solubles en agua (vitamina C y complejo B).
Conocidas como Tiamina (B1), Riboflavina (B2) , Niacina (B3), Ácido pantoténico (B5), Piridoxina (B6), Folato (B9) y Cobalamina (B12). Sus funciones como grupo o complejo son esenciales en numerosos aspectos de la función cerebral, incluyendo la producción de energía, la síntesis y/o reparación de ADN/ARN, la metilación genómica y no genómica, y la elaboración de numerosos neuroquímicos y moléculas de señalización.
Este complejo de vitaminas es elaborado por las plantas, y en ellas realizan las mismas funciones celulares que realizan en nuestro organismo, o en otros animales. La excepción a la regla es la Cobalamina o Vitamina B12 , que es fabricada por bacterias de la microbiota en alguna cantidad y que comúnmente es obtenida por nuestro cuerpo de alimentos de origen animal. En el caso de vegetarianos, veganos o incluso omnívoros con un bajo consumo de alimentos de origen animal, no es posible determinar en forma segura que cantidad de B12 produce su microbiota, por ello la obtención de vitamina B12 se recomienda a través de suplementos de preferencia metilados.
Nuestra incapacidad para sintetizar vitaminas B, se debe a la pérdida de uno o más de los genes necesarios que expresan las enzimas requeridas para la síntesis de dichas vitaminas, especialmente de vitaminas B6 y B9. Como alternativa, nuestro organismo se adaptó para integrarlas de manera externa mediante la dieta.
Principalmente son de tipo neurológico, por ejemplo la deficiencia de vitamina B6 puede manifestarse como depresión, deterioro cognitivo, demencia y disfunción autonómica. En el caso de déficit de vitamina B12, está puede manifestar síntomas neurológicos y también de anemia (existe una anemia específica llamada anemia megaloblástica, que a diferencia de la ferropénica no es por falta de hierro, sino de B12). Sin embargo, generalmente se manifiesta en forma de síntomas neurológicos antes de la aparición de cambios hematológicos. Estudios muestran que mientras aproximadamente un tercio de las personas que sufren deficiencia de vitamina B9 o de vitamina B12 presentan solo anemia, una proporción similar presenta solo síntomas neuropsiquiátricos. De hecho, se ha encontrado que más de un tercio de los ingresos de pacientes psiquiátricos sufren deficiencias de folato (B9) o de Cobalamina (B12).
Como vimos, la deficiencia de vitamina B12 no solo puede asociarse a fatiga o baja energía, sino también manifestarse en forma de anemia megaloblástica y, en muchos casos, aparecer primero con síntomas neurológicos antes que hematológicos. Por eso, asegurar una suplementación efectiva y biodisponible resulta fundamental.
En Ortomolecular contamos con Vitamina B12 Liposomal con D-Ribosa, en su forma activa de metilcobalamina, lo que permite una mejor absorción y acción directa en el organismo. Gracias a su tecnología liposomal, favorece la llegada de la vitamina a nivel celular, apoyando tanto la salud cognitiva como cardiovascular y metabólica.
Las vitaminas del complejo B participan en una serie de funciones vitales, destacándose principalmente la piridoxina (B6), el folato (B9) y la cobalamina o metilcobalamina (B12) ya que son cofactores necesarios para la síntesis de variadas funciones cerebrales y metabólicas.
Una disminución en los niveles de estas vitaminas se asocia con niveles elevados de homocisteína, y por consecuencia mayor riesgo de deterioro cognitivo, cardiovascular y depresión.
Variaciones genéticas o polimorfismos, realzan la necesidad de incorporar estas vitaminas en su forma activa o metiladas, para prevenir riesgos y deficiencias.
Para cerrar este artículo, resumimos los puntos más importantes sobre la relación entre la homocisteína, la metilación y la importancia de elegir vitaminas del complejo B en su forma metilada.
La homocisteína alta es un factor de riesgo para la salud cardiovascular, neurológica y metabólica.
El déficit de vitaminas B6, B9 y B12, junto con factores genéticos como la mutación MTHFR, dificultan su regulación.
La metilación es clave para el correcto funcionamiento celular, la protección del ADN y la desintoxicación.
Las vitaminas metiladas, al estar en su forma activa, ofrecen mejor absorción y eficacia, incluso en personas con variaciones genéticas.
Suplementar con complejo B metilado es una estrategia segura y efectiva para mantener la salud y prevenir deficiencias.
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Javier Colomer, Todo lo que necesitas saber sobre las vitaminas metiladas. https://www.hsnstore.com/blog/nutricion/vitaminas/metiladas/?srsltid=AfmBOorksZYrFMtxIbUyERUSaa9SQoV_e0sOFA4RDG17sX-tkX0gLjj5