Autofagia: Qué es, cómo funciona y relación con el ayuno
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Tabla de contenido
A mediados de los años 50, el científico belga Christian de Duve descubrió unos organelos celulares a lo cuales llamo Lisosomas. Observó que estos elementos eran capaces de "digerir" grandes cantidades de proteínas, carbohidratos, lípidos, e incluso otros organelos celulares, los cuales eran reciclados para ser convertidos en materia prima útil para funciones celulares.
Acuñó el término Autofagia para describir estos procesos y en el año 1974 ganó el premio Nobel de Medicina por su trabajo. Sin embargo, en los años posteriores, este conocimiento no fue mayormente explorado.
En los años 90, el biólogo japonés Yoshinori Ohsumi, quien fue premio Nobel en el año 2016, comenzó a investigar que la importancia de la degradación y del reciclaje de componentes celulares era vital para que se llevaran a cabo ciertas funciones fisiológicas.
Es esencial cuando la célula se encuentra en inanición o necesita energía, ya que los lisosomas al ingerir componentes que la célula ya no necesita para su funcionamiento, pueden reciclarlos y aprovechar de usarlos para proveerla de energía. Por ejemplo, en un contexto de restricción de alimentos, como seria el ayuno, los lisosomas ayudan a generar los nutrientes que están en déficit durante ese día.
Entre los beneficios, pueden generar aminoácidos que son la materia prima para producir nuevas proteínas.
Durante la autofagia, los lisosomas también destruyen virus y bacterias y se deshacen de las estructuras dañadas. Este proceso es crucial para la salud, la renovación y la supervivencia celular.
Se postula que ayunar de 12 a 24 horas desencadena la autofagia, y es una de las razones por las que el ayuno se relaciona con un mejor control del azúcar en sangre, la reducción de la inflamación, la pérdida de peso y una mejor función cerebral.
El ejercicio también puede inducir la autofagia en algunas células, lo que permite que inicien el proceso de reparación y renovación.
La autofagia en sí misma no es un método para perder peso, pero su inducción mediante el ayuno y/o la restricción calórica pueden favorecer la pérdida de grasa, el control del peso, la salud cardiovascular, el estrés oxidativo y la regulación hormonal.
El ayuno es una de las tradiciones más antiguas del mundo y se ha practicado en diversas comunidades por motivos culturales o religiosos.
También se ha utilizado como método curativo para enfermedades.
¿Pero, ayuno Intermitente y restricción calórica son sinónimos?
El Ayuno Intermitente implica acortar la ventana de alimentación, teniendo horas del día donde no existe ingesta de alimentos. Durante estos períodos de ayuno, especialmente después de 12 a 16 horas sin comer, el cuerpo inicia la autofagia para obtener energía al reciclar células y organelos dañados. Se ha observado que el ayuno intermitente, es el que imita mejor los patrones antiguos de alimentación en humanos.
Por otro lado, la Restricción Calórica consiste en una reducción de la ingesta calórica total del día, independiente de la ventana de alimentación. Se ha demostrado en personas con obesidad y sobrepeso, que la restricción calórica a corto plazo (6 meses) mejora significativamente múltiples factores de riesgo cardiovascular, como la sensibilidad a la insulina y la función mitocondrial.
Si bien disminuir las calorías del día se traduce efectivamente en una disminución del peso corporal e incluso en un aumento de la longevidad en muchas especies, incluidos los primates no humanos, los tratamientos para la obesidad con este método han revelado que la gran mayoría de las personas experimentan dificultades para mantener la restricción durante períodos prolongados, lo cual es causante, en algunos casos del efecto rebote “post dieta”.
Por esta razón, el ayuno intermitente ha ganado popularidad como alternativa a la restricción calórica continua, y las investigaciones recientes sugieren que ofrece beneficios similares en cuanto a la pérdida de peso y la salud cardiometabólica. A diferencia de los paradigmas tradicionales de restricción calórica, el ayuno intermitente solo requiere ayunar durante periodos de tiempo específicos.
Actualmente existen varios protocolos de ayuno intermitente, los más comunes incluyen el ayuno en días alternos, que consiste en ayunar 24 horas cada dos días, y el método 5:2, que implica un ayuno de 24 horas dos veces por semana y una dieta muy baja en Calorías los otros dos días.
En este método, el ayuno puede realizarse en días consecutivos o no consecutivos.
Otro protocolo es el ayuno con alimentación restringida en el tiempo, significa que los pacientes deben ayunar durante el tiempo especificado dentro de cada día y luego comer libremente durante el resto del tiempo.
Los tiempos de ayuno y alimentación dentro de cada día pueden elegirse de acuerdo con las preferencias personales o los hábitos de vida.
Los métodos comunes de asignación de tiempo son:
El ayuno puede romperse por tres vías:
Ingestas muy bajas en calorías (≈ 0–5 kcal) no generan cambios significativos en glucosa, insulina ni mTOR, por lo que generalmente no alteran los efectos fisiológicos del ayuno, especialmente del ayuno intermitente.
En base a estos mecanismos, los alimentos o sustancias que no rompen el ayuno son aquellos que no alteran las vías señaladas anteriormente:
Como ya hemos mencionado, el cambio del patrón de alimentación a través del ayuno intermitente da como resultado la activación de la autofagia, y también mayor esperanza de vida y mayor longevidad a través de múltiples procesos.
Las vías que están involucradas incluyen el aumento de AMP (y ADP) y la disminución de ATP celular, lo que resulta en la activación de la proteína quinasa activada por AMP (AMPK), que en última instancia inhibe múltiples vías anabólicas y estimula la autofagia de las reacciones catabólicas, eliminando así las proteínas y los organelos dañados y mejorando la función mitocondrial.
Una disminución en los aminoácidos y la glucosa circulantes inhibe mTOR, lo que conduce a una menor síntesis de proteínas y promueve la autofagia. Incluyendo la eliminación de mitocondrias dañadas (mitofagia) y la generación de nuevas (biogénesis mitocondrial) para mantener la homeostasis energética.
A través de la ingesta reducida de carbohidratos, el ayuno agota el glucógeno hepático, moviliza los ácidos grasos de los tejidos adiposos y estimula la β-oxidación hepática con un aumento en la producción de cetonas (β-hidroxibutirato).
Además, se activa la actividad desacetilasa de NAD+ de las sirtuinas, lo que da lugar a la autofagia y a una reducción del estrés oxidativo. En conjunto, estas vías conducen a la longevidad y a una mejor salud.
Implementar un método de mejora metabólica, que estimule la autofagia, puede resultar difícil para algunas personas, por que no siempre las dietas son compatibles con el estilo de vida moderno, sin embargo, en el caso del ayuno intermitente, al existir diversos protocolos, resulta más adaptable que otras dietas restrictivas como la cetogénica, la proteinada o la restricción calórica diaria. Además, dado que el ayuno intermitente se correlaciona con el ritmo circadiano natural, podría ser una opción más fisiológica.
Es importante mencionar que el ayuno intermitente no está exento de efectos adversos, los más comunes incluyen hipoglicemias, mareos y debilidad. Además, el ayuno sin un reemplazo adecuado de proteínas es causante de pérdida de masa muscular.
Tampoco se recomienda ayunar a personas con desequilibrios hormonales, mujeres embarazadas o en período de lactancia, niños, adultos mayores, personas con deficiencias inmunitarias, con trastornos alimentarios o con trastornos del sistema nervioso.
Si estás interesado/a en comenzar un protocolo de ayuno intermitente, es importante que recibas guía médica y/o nutricional con profesionales especialistas.
La autofagia recicla componentes celulares dañados y optimiza la energía.
El ayuno intermitente es uno de los principales activadores de este proceso.
Contribuye al control metabólico, la inflamación y la salud mitocondrial.
Existen distintos protocolos de ayuno.
No todo rompe el ayuno: agua, café, té y electrolitos son compatibles.
No es adecuado para todas las personas; requiere supervisión profesional.