
La D-Ribosa como aliada para reducir la Fatiga Mitocondrial
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Tabla de contenido
La D-Ribosa es un azúcar natural esencial en la producción de energía celular, ya que participa directamente en la formación de ATP, la molécula que alimenta todas las funciones del cuerpo. Cuando las mitocondrias —las “centrales energéticas” de nuestras células— no funcionan correctamente, se puede generar fatiga crónica, debilidad muscular o dificultad para recuperarse del ejercicio.
Diversos estudios han demostrado que la suplementación con D-Ribosa puede ayudar a restaurar los niveles de energía celular, favorecer la recuperación muscular y mejorar la vitalidad general, especialmente en personas con disfunción mitocondrial, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica o insuficiencia cardíaca.
Comprender su rol y cómo actúa en el metabolismo energético permite valorar su potencial como apoyo en el bienestar y la salud mitocondrial.
La D-ribosa se identificó por primera vez como una molécula importante en el año 1958; sin embargo, sus funciones fisiológicas y patológicas en humanos, y en particular en enfermedades, aún se están estudiando. Hasta el año 1970, solo se sabía que la D-ribosa servía como un medio para aumentar los niveles de azúcar en sangre en episodios de baja energía. En la actualidad, se sabe que la D-ribosa es clínicamente beneficiosa para tratar ciertas enfermedades, entre ellas la insuficiencia cardíaca congestiva (ICC), la fibromialgia o el síndrome de fatiga crónica.
Es un azúcar natural de 5 carbonos (pentosa). la D-ribosa no constituye la principal fuente de energía obtenida a través de la dieta, ya que la energía diaria es sintetizada por nuestro cuerpo a partir del metabolismo de la glucosa con formación de ATP; sin embargo La D-ribosa es considerado un precursor clave en la síntesis de ATP , ya que las células pueden producir ATP con mayor velocidad al aumentar la D-Ribosa. Además puede ayudar a reponer las reservas de ATP después de un ejercicio intenso, lo que mejora la recuperación muscular.
Las moléculas de ATP almacenan y transfieren energía dentro de las mitocondrias celulares, facilitando desde la contracción muscular y la propagación del impulso nervioso. El trifosfato de adenosina se genera mediante un sistema altamente organizado que implica tres procesos: la glucólisis, el ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones, también conocida como fosforilación oxidativa.
La D-ribosa es clave en muchas vías biológicas, siendo componente estructural del ARN y ADN. Se encuentra presente en todas las células vivas, es parte de los sistemas respiratorios, esquelético y nervioso y es esencial para producir ATP.
Se ha demostrado que la suplementación mejora la producción de energía de las células. La D-ribosa contribuye a la producción de energía al actuar como un componente clave de la acetil coenzima A, mejora el metabolismo energético del miocardio y está involucrada en el metabolismo de proteínas, carbohidratos y lípidos, además de su relevancia en la producción de energía.
Su uso está asociado con una mayor vitalidad, mejora en la calidad del sueño y una sensación general de bienestar.
Generalmente, el ADN mitocondrial solo se hereda de la madre.
Todas las células del organismo, excepto los glóbulos rojos, tienen mitocondrias en su interior aunque es en las células de los músculos y del sistema nervioso donde hay mayores concentraciones, precisamente porque requieren más energía.
Son uno de los organelos celulares más importantes, ya que se consideran las “centrales energéticas” de nuestro organismo.
Su función principal es proporcionar la energía química necesaria para la biosíntesis celular mediante su capacidad para convertir la energía de los nutrientes y almacenarlas en enlaces de fosfato dentro de las moléculas de ATP. El 99% de estas moléculas de ATP se producen dentro de las mitocondrias.
Además de la generación de energía, las mitocondrias participan en otros mecanismos, como el metabolismo celular, la señalización del calcio y la muerte celular. Todas las células del organismo, excepto los glóbulos rojos, tienen mitocondrias en su interior aunque es en las células de los músculos y del sistema nervioso donde hay mayores concentraciones, precisamente porque requieren más energía. Sin embargo el hígado y riñón, así como el cerebro requiere de la energía mitocondrial. Esto significa que al producirse una disfunción mitocondrial, aparecerán síntomas en los músculos, el cerebro, y a veces también en los riñones o el hígado.
Debido a eventos de alta demanda energética, como puede ser la realización de ejercicio de alta intensidad, la aparición de patologías o el transcurso normal del envejecimiento, la capacidad natural de producir energía que tienen las células puede verse reducida
Cuando las mitocondrias no funcionan de manera adecuada o son defectuosas, se habla de disfunción mitocondrial, lo que puede traducirse en una producción insuficiente de ATP, entonces las células no tienen suficiente energía. Las moléculas de oxígeno y combustible no utilizadas se acumulan en las células, causando daños.
La disfunción mitocondrial, puede producir fatiga extrema, fibromialgia y otros síntomas que normalmente aquejan a los pacientes, especialmente a aquellos con insuficiencia cardíaca.
La insuficiencia cardiaca congestiva (ICC) es un síndrome clínico grave del corazón, que puede ser el resultado de varias enfermedades cardíacas que conllevaron a una etapa grave. Debido a la función reducida de bombeo o llenado ventricular, el gasto cardíaco no puede satisfacer las necesidades metabólicas; por lo tanto, la perfusión sanguínea de los tejidos y órganos es insuficiente y, como resultado, se desarrolla la circulación pulmonar o la congestión de la circulación sistémica.
La ICC es el evento de etapa final de la progresión de la enfermedad cardíaca y una de las principales causas de muerte en pacientes con diversas enfermedades cardíacas.
La suplementación con D-ribosa puede dirigirse de manera eficiente al miocardio y reducir la pérdida de ATP de los cardiomiocitos atribuida a la isquemia en pacientes con enfermedad de la arteria coronaria, así como mejorar el llenado diastólico temprano y el rendimiento respiratorio de los pacientes con ICC.
Estos síndromes debilitantes suelen asociarse con un deterioro del metabolismo energético celular. Debido a que se ha demostrado que la D-ribosa aumenta la síntesis de energía celular en el músculo cardíaco y esquelético, la suplementación con D-ribosa podría conducir a mejoras en la energía, el sueño, la claridad mental, la intensidad del dolor y el bienestar en personas aquejadas con estas condiciones.
Los niveles de ATP del músculo esquelético se reducen drásticamente durante y después del ejercicio prolongado de alta intensidad. La recuperación de estos niveles bajos de ATP pueden tardar días, lo que puede afectar el rendimiento en los días posteriores. Las personas sin entrenamiento suelen sufrir el estrés y las consecuencias de episodios agudos y repetidos de ejercicio al no poder rendir o recuperarse lo suficiente para ejercitarse en los días posteriores. Por el contrario, las personas entrenadas pueden recuperarse más rápidamente gracias a su metabolismo mejorado.
Un estudio específico, The influence of D-ribose ingestion and fitness level on performance and recovery realizado con atletas de resistencia, descubrió que aquellos que se suplementaron con D-ribosa mantuvieron una mayor producción de potencia y experimentaron una menor disminución del rendimiento a lo largo de una serie de sesiones de alta intensidad en comparación con un grupo placebo.
Las investigaciones centradas en la recuperación del ejercicio han demostrado que la suplementación con D-ribosa puede facilitar una restauración más rápida de los niveles de ATP después del ejercicio de alta intensidad, lo que podría reducir el tiempo de recuperación y mejorar el rendimiento posterior.
Importante: la ribosa existe en dos formas: la L-ribosa, la forma sintética inestable, y la D-ribosa, utilizada en suplementos para reducir la fatiga y mejorar el rendimiento deportivo.
La D-ribosa es una pentosa natural presente en todas las células del organismo. Es fundamental para la síntesis de ARN, ADN, así como para la producción de ATP, la principal molécula de energía celular, pero además se ha detectado funciones a nivel inmunológico, de apoptosis celular, almacenamiento del calcio, síntesis de compuestos, regulación del estado redox, síntesis de esteroides, señalización y comunicación celular, desarrollo y función neuronal y producción de calor.
Sin suficiente energía, las células no pueden mantener su integridad ni su función. Investigaciones han propuesto que la suplementación con D-ribosa podría favorecer ciertos procesos celulares en contexto de disfunción mitocondrial.
En la actualidad se ha propuesto que diversas condiciones clínicas como la insuficiencia cardíaca, la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, podrían ser causadas en cierto grado por una disfunción mitocondrial. Es aquí donde toma importancia y convierte a la D-ribosa en una molécula de potencial interés para mejorar la disponibilidad energética celular.
Estudios preliminares han sugerido que la suplementación con D-ribosa podría favorecer la recuperación de los niveles de ATP en ejercicios de alta intensidad y la reducción de ciertos síntomas como la fatiga, el dolor muscular o la tolerancia al esfuerzo.