Concentración mental: cómo mejorar tu enfoque y rendimiento
|
|
Tiempo de lectura 4 min
|
|
Tiempo de lectura 4 min
“El psicólogo William James, uno de los padres de la psicología moderna, definió la atención como “la toma de posesión por la mente, de un modo claro y vívido, de uno entre varios objetos o pensamientos posibles”.
Hoy, la neurociencia confirma que esta función —junto con la concentración— es esencial para la memoria, el aprendizaje y la calidad de vida.”
La concentración es un proceso psíquico que se realiza por medio del razonamiento; consiste en centrar voluntariamente toda la atención de la mente sobre un objetivo, objeto, tarea o actividad que se está realizando o pensando en realizar en ese momento, dejando de lado toda serie de hechos y variables que puedan interferir en la atención.
Nos centramos en un estímulo de entre todos los que hay a nuestro alrededor e ignoramos todos los demás.
La concentración no tiene relación con la inteligencia, sino que con diversos factores que pueden constituir distractores, como por ejemplo, tratar de realizar muchas tareas al mismo tiempo.
La capacidad de concentración se reduce gradualmente con la edad, pero también puede producirse en determinadas circunstancias como una forma adaptativa del cerebro.
La baja concentración puede afectar la productividad, perjudicar la ejecución correcta de tareas, invirtiendo demasiado tiempo , o no logrando concluirlas. Es muy importante para el proceso de aprendizaje y es necesaria para la adquisición de conocimientos.
Evitar distracciones mientras se realizan actividades que requieran concentración, creando un entorno tranquilo, sin ruidos.
Hacer un listado de las actividades diarias, con lápiz y papel.
Minimizar el uso del celular y redes sociales durante tareas que requieran enfoque.
Si debes concéntrate, evita interrupciones de familiares o compañeros de trabajo. Dedícate especialmente a la tarea.
Descartar patologías que pueden estar provocando el problema (chequear tiroides, estrés, depresión, TDAH, etc.).
Tomar descansos cortos en medio de las actividades.
Realizar ejercicios físicos en forma rutinaria.
Practicar meditación o mindfulness.
Dormir lo suficiente, 7 a 8 horas diarias y evitar el insomnio.
Realizar juegos o actividades de entrenamiento mental, como ordenar imágenes o palabras, buscar diferencias en imágenes, palabras cruzadas, etc.
Aprender un idioma o a tocar un instrumento.
Jugar ajedrez o sudoku.
Leer diariamente algún artículo o libro por 30 minutos.
Variedad de beneficios para la salud neurológica, mejora cognición y memoria, la comunicación entre neuronas y la velocidad mental, el aprendizaje y la recuperación de información, el razonamiento y la resolución de problemas, así como el apoyo al enfoque y la concentración.
Apoyan la función del sistema nervioso, este grupo de vitaminas actúa como cofactores necesarios para la síntesis de mielina y neurotransmisores. Específicamente el déficit de vitaminas B6, B9 Y B12 se asocia a depresión, trastornos en el desarrollo y neuropatías, participan además en el metabolismo energético.
La Vitamina D3 actúa como neuroprotectora, regula la respuesta inmunitaria en el sistema nervioso central, lo que es importante para protegerlo y mantenerlo saludable y facilita la comunicación neuronal.
Por otro lado, la Coenzima Q10 mejora la producción de energía celular, es materia prima para las mitocondrias del cerebro, y como antioxidante protege a las células nerviosas ante patologías neurodegenerativas.
El Magnesio ayuda a regular las señales nerviosas y la respuesta al estrés, especialmente los magnesios quelados como el taurato y el L-treonato de magnesio, ambos capaces de atravesar barrera hematoencefálica, mejorando los niveles de magnesio en el tejido cerebral.
El Zinc comunica las células nerviosas y favorece el correcto funcionamiento del cerebro.
La Fosfatidilserina participa en la transmisión de los impulsos nerviosos y de la información, y en el metabolismo de neurotransmisores acetilcolina, noradrenalina, serotonina y dopamina.
La Vitamina C es un antioxidante esencial en la producción de neurotransmisores como dopamina y serotonina, que influyen en el estado de ánimo y la memoria.
Incluir en la alimentación alimentos naturales ricos en esos nutrientes, en proteínas y en hierro, que facilita el transporte de oxígeno al cerebro.
Evitar alimentos refinados, ultraprocesados, con grasas poco saludables y aditivos, que pueden generar lentitud y deterioro cognitivo, así como evitar dietas altas en azúcar, que luego producen efecto rebote de hipoglicemia, afectando la función cerebral.
La concentración es una capacidad esencial para el aprendizaje, la productividad y la calidad de vida. Mantenerla requiere más que solo fuerza de voluntad: implica cuidar el cuerpo, la mente y el entorno en que desarrollamos nuestras actividades. Factores como el descanso adecuado, la práctica de ejercicio físico, la meditación y una alimentación equilibrada contribuyen significativamente al rendimiento cognitivo y a la claridad mental.
Además, evitar distracciones, organizar las tareas y ejercitar la mente mediante la lectura o juegos mentales son herramientas prácticas para fortalecer la atención de forma sostenida. El uso racional de la tecnología y los suplementos nutricionales que apoyan la función cerebral pueden ser aliados valiosos en este proceso.
Cultivar la concentración no solo mejora el desempeño diario, sino que también promueve el bienestar integral y la salud neurológica a largo plazo.
La concentración es esencial para la memoria y el aprendizaje.
El estrés, la fatiga y las distracciones reducen el enfoque mental.
Dormir bien, hacer ejercicio y practicar mindfulness ayudan a mejorarla.
Nutrientes como Omega 3, complejo B y magnesio potencian la función cerebral.